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30 jun 2010
Hoy reproducimos una noticia publicada hace unos días por los compañeros de Cookingideas, en la cual desmotan el mito de la expresión utilizada por editores, productores y muchos miembros de la SGAE, según la cual "Una descarga equivale a una venta menos".

"¿Lo es? De buenas a primeras “suena lógico”, una persona que entra a internet, abre su programa favorito de P2P y se descarga el último disco de su banda/artista preferida en menos de 20 minutos, está disfrutando de la música y cualquier necesidad de ir por el disco se desvanece.

Pero que suene lógico no significa que lo sea, tampoco significa es que es una realidad. La mejor forma de entender por qué una descarga no equivale a una venta menos es mirar al pasado y analizar la forma en que hemos interactuado con la cultura a lo largo de los años:

En la década de los setenta y de los ochenta era la cosa más normal del mundo el grabar cintas (cassettes) con música de discos de vinilo y luego CD's de nuestros amigos, también era normal intercambiar estas cintas e inclusive los mismos discos. ¿Por qué voy a comprar el CD si ya tengo la grabación en un cassette, gratis? No se diga con la música que grabábamos de la radio. También sucede lo mismo con los VHS y las películas que pasan en TV, era práctica habitual el grabarlas y después verlas o prestárselas a los amigos/familiares. Una venta menos, ¿no?

No necesariamente. La industria usa las “ventajas del formato físico” como excusa/motivo para que los usuarios sí compraban la música aunque ya la tuvieran grabada, es decir:
  • Más calidad: un CD tiene mejor calidad que un cassette o un VHS grabado de la TV tiene menos calidad que un original.
  • Comodidad: un CD es un formato más cómodo que el cassette.
¿Pero realmente nos importaba la calidad? Después de todo, la gran mayoría de las personas ya escuchan música en el radio y ya ven películas en la TV donde la calidad no era precisamente la mejor.

La verdad es que a la gran mayoría de las personas la calidad le importa poco o nada. La gran mayoría de las personas escuchaban música de mala calidad por medio de una grabación hecha en un equipo de sonido barato. De la misma forma en que hoy no nos importa ver vídeos en YouTube con una compresión de mierda, durante años escuchamos MP3 mal encodeados y hoy es normal que un sector de la población (descritos como “jóvenes y adolescentes”) vean vídeos de música en una pantalla de 2 x 2 pulgadas de su teléfono móvil (ojo, no dije “smartphone”).

Aún así, en los setentas y los ochentas, con ese tráfico de cultura (música, video, películas) en formatos análogos, la venta de música seguía estando por los cielos. Los LPs y después los CDs se vendieron como pan caliente. La industria era feliz, MTV era feliz y los padres no eran felices porque sus hijos gastaban 14,99 dólares por cada disco que el niño quería.

¿Por qué? Porque tenemos más contacto con la cultura que nos rodea. Al escuchar más música, al ver más vídeos, al ver más películas nuestro “apetito cultural” aumenta, se desarrolla y nos pide más. En los setentas y los ochenta la única forma de conseguir más era buscando el disco en una tienda de música o comprando la película en el Blockbuster.

Los tiempos avanzan, llega internet, aterriza Napster y la industria (junto a Lars Ulrich) se vuelve loca, se jala de los pelos, se da contra las paredes y gritan ¡¡escándalo!! — ¿Cuál es el miedo? Que “de repente” todos los clientes potenciales no necesitan ir a la casa del amigo para grabar la música en calidad cutre, simplemente hacen un clic y la canción está en el disco duro.

¿Pero eso hace una gran diferencia? Sí y no. Aunque ahora el internet tenga potencialmente todo el catálogo musical, de series de TV y películas que se han producido a lo largo de nuestra historia, nosotros seguimos teniendo el mismo tiempo para escucharla y/o consumirla, eso no ha cambiado. Cuando tenía 15 años y grababa cintas tenía cierta cantidad de tiempo para descubrir y escuchar la música que me gustaba. Hoy a mis 31 tengo la misma (o menos cantidad). La era digital no hizo el día de 48 horas.

Lo que sí ha cambiado (para pesar de la industria audiovisual) es esa necesidad cultural y la forma en que pretenden encontrarla: una tienda física ya no es suficiente porque el catálogo de música/películas está restringido a lo que la tienda tenga físicamente, a lo que las discográficas o los estudios emvíen/impriman. Hoy las personas buscan nichos, buscan cosas sumamente específicas y esperan encontrarlas. Los formatos físicos lamentablemente no pueden cubrir esa necesidad. Aún así, las discográficas y los estudios de grabación insisten en que tenemos que ir a comprar el Blu-Ray o el CD.

También está el tema de la disponibilidad (es decir: si aún les quedan discos o no). ¿Qué pasaba en los ochenta cuando el último disco de Michael Jackson se agotaba? Había que hacer filas en otros lugares o regresar a casa porque no había de otra. ¿Qué pasa hoy si el último de Miley Cirus se agota? Lo bajas de internet.

Si la industria de adapta a los tiempos, está comprobado que se puede dar un éxito comercial, lo vivimos hoy en día. Estados Unidos, uno de los países donde más descargas, en general, hay, es también el país con la tienda de música más exitosa de la historia, que no es Walmart, Virgin o Tower Records, es el iTunes Music Store que ha vendido más de 10 mil millones de canciones (dato de Febrero 2010).

Diez mil millones de canciones. De verdad. Hoy vivimos en una época donde hay una disponibilidad de cultura impresionante, omnipresente, y si le das a las personas las herramientas correctas, responderán de forma adecuada. iTunes es la forma más sencilla de comprar música hoy en día, por lo tanto tiene el éxito comercial que tiene y es una de las pruebas que descargar una canción no equivale a una venta menos.

Algunas personas de la Universidad Noruega BI estaban bastante curiosos con respecto a las personas que descargan música y cómo interactuan con la industria comercial, e hicieron un estudio conde encontraron que quienes tienen la costumbre de bajar música son quienes más compran música. Diez veces más. El estudio no se apoyó en la simple palabra de los entrevistados, quienes tuvieron que entregar los recibos de compra para comprobar que es cierto.

Una descarga equivale a 10 ventas.

El problema de la industria audiovisual no es el internet. Esa es su principal ventaja, el problema es que aún no se han dado cuenta que sus consumidores no están dispuestos a seguir comprando formatos físicos, a ir a tiendas o a dedicar tanto tiempo en adquirir cultura a precios tan altos."

Fuente: Cookingideas

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